Música y salud
La vibración es una fuerza primaria del Universo, toda la materia y energía está en continuo movimiento y vibra con una frecuencia definida y específica, llamada frecuencia resonante o resonancia.
Dependiendo estas ondas, en gran medida, de un conjunto de factores entre ellos: lo que comemos, lo que pensamos, la música que escuchamos.
Se puede pasar de la vibración de Amor a la vibración de Miedo simplemente con una canción, por eso es bueno cuidar este aspecto de nuestra vida y no dejarnos lavar el cerebro con músicas donde se fomenta la violencia, las dependencias emocionales, el temor, la cobardía etc…todo está en tu mente, así que toma el control sobre ella, no dejes que te digan cómo tienes que sentirte.
En el ser humano, cuando las frecuencias de todos los elementos que lo componen, materiales y energéticos, se encuentran en armonía, la persona se halla en un estado de salud. El desbalance en las frecuencias corporales puede ocasionar propensión a diferentes estados de ánimo desde la depresión hasta la locura y por lo tanto a enfermedades.
La curación utilizando vibraciones (sanación vibracional) no es un concepto nuevo. Sus principios y fundamentos han sido descritos a través de los siglos XIX y XX por numerosos investigadores ; Hermann Helmholtz, John Keely, Royal Raymond Rife, Albert Abrams, Hulda Clark, Robert Monroe, Robert Sewak y Barbara Hero por mencionar algunos de los más destacados.
El sonido tiene un importante efecto sobre los parámetros fisiológicos y psicológicos de los individuos. Entre otros: ecualizar las ondas cerebrales, incrementar la profundidad de la respiración, disminuir la frecuencia cardiaca y el pulso, la presión sanguínea y la tensión muscular, aumentar la temperatura corporal, la circulación y la producción de endorfinas, reforzar la función inmunológica, mejorar la memoria y la capacidad de aprendizaje, mejorar la resistencia y productividad, la digestión. Adicionalmente reduce la propensión a la depresión y refuerza el pensamiento positivo y el sentido de satisfacción.
Por ejemplo, la nota 528 Hz es la frecuencia del amor y se utiliza como principal melodía binaural a la velocidad de la resonancia Shumann para esta meditación. Esta música tiene el poder del canto de garganta o de sobretonos a 63 y 147 Hz y se acompaña de los principales tonos de solfegio, siendo el enfoque principal el alineamiento de los chakras. El trasfondo atmosférico barre suavemente como las arenas del tiempo y va siendo aumentado por sonidos tibetanos, tonos puros de solfegio, cuerdas y sintetizador. Para lograr efectos terapéuticos adicionales de ritmo binaural al unísono con el arrastre de las ondas cerebrales Theta.
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