6.5.12

Los Bushman

Los primeros colonos holandeses llamaron a esta tribu bosjeman, significa "hombre de los bosques”.

Los bosquimanos, un pueblo de la etnia San, habitaron desde hace 20.000 años las tierras del Africa austral en lo que actualmente es Namibia, Zimbabwe, Botswana y Sudáfrica -algo más de 700.000 km2-.

Su forma de vida apenas ha variado en miles de años. Según estudios genéticos, son el pueblo más antiguo existente hoy en día, anterior a la aparición de la población negra africana.

Una de las características más peculiares es su idioma (llamadas lenguas joisanas) que consiste en el uso de chasquidos como fonemas para comunicarse. No tienen escritura.


Aunque su dispersión territorial fue enorme (llegaron a ocupar áreas desde Tanzania hasta Uganda, Etiopía o Sudán), hoy están relegados al desierto de Kalahari, de donde se los pretende expulsar para destinar el área al lucrativo negocio del turismo y la explotación dimantífera.


Acosados por fuertes intereses económicos para que abandonen sus territorios, se les ha llegado a interrumpir el suministro de agua, se les limita la caza y se los discrima por considerarlos una raza inferior. El propio presidente ha calificado a los bosquimanos de 'criaturas de la edad de piedra'.


Los reducidos y escasos pozos de agua de esta zona del mundo llegaron tribus indígenas forasteras: los bantúes y los hotentotes, pueblos pastoriles y por lo tanto más desarrollados que el bosquimano -cuya economía está centrada exclusivamente en la caza y la recolección-.



Mientras sufrían el embate bantú y hotentote desde el Norte, desde el sur fueron cediendo terreno a manos de los colonizadores bóer-holandeses y en los años 60 las autoridades coloniales inglesas los confinaron a la reserva del desierto de Kalahari.

Durante la ocupación y administración de la antigua colonia alemana de África del Sudoeste, y como parte de su política de apartheid, se creó una reserva o territorio denominada Bushmenland, reservada exclusivamente a este pueblo, para que pudieran desarrollarse de manera aislada de las zonas reservadas a los blancos. Este territorio tiene, aproximadamente, unos 24.000 km2. El pueblo de Tsumkwe, de unos 800 habitantes, puede considerarse la “capital”, si cabe el término, pues nunca se estableció un gobierno regional.

A mediados de los 90, Botswana buscó aproximarse a los Estados Unidos e intensificó las negociaciones con la compañía de diamantes sudafricana De Beers. En 1996 la exportación de minerales representaba el 47% de los ingresos de divisas del país. Survival señala a los diamantes como uno de los motivos que propician la expulsión de los bosquimanos de la reserva del Kalahari. Después de Rusia, Botswana es el segundo mayor productor de diamantes del mundo.


Desde hace 16 años, el gobierno de Botswana está llevando a cabo una campaña de acoso con el fin de expulsarlos de sus tierras y trasladarlos a 'campos de reasentamiento' donde no pueden conservar su modo de vida y se vuelven dependientes de las asignaciones gubernamentales.



Considerados el pueblo más antiguo del mundo, los bosquimanos del desierto de Kalahari se enfrentan a la encrucijada de la desaparición, acosados para que abandonen sus territorios por los intereses económicos del turismo internacional y de la explotación diamantífera. Para el gobierno de Bostwana, cercado por la pobreza, los bosquimanos no son más que la moneda de cambio de esos intereses.

Desde hace 16 años, el gobierno de Botswana está llevando a cabo una campaña de acoso con el fin de expulsarlos de sus tierras y trasladarlos a 'campos de reasentamiento' donde no pueden conservar su modo de vida y se vuelven dependientes de las asignaciones gubernamentales. La desidia, el alcoholismo y la desesperación son comunes en estos campamentos, que han sido descriptos por algunos bosquimanos como 'el lugar de la muerte'.

Survival, una ONG indigenista, denunció que funcionarios del gobierno han trasladado a cientos de bosquimanos a estos campamentos a lo largo de los últimos meses. Otros están decididos a quedarse a pesar de las coacciones. El gobierno llevó la presión al punto de cortarles el suministro de agua, cuyo financiamiento (3 euros por persona y por semana) fue ofrecido por la Unión Europea y rechazado por el gobierno. Tras esta actitud oficial se esconde un profundo racismo; el propio presidente ha calificado a los bosquimanos de 'criaturas de la edad de piedra'.

En su estrategia para convertir la reserva de caza que ocupan en un lucrativo negocio para turistas occidentales, se les exige a los bosquimanos una licencia que permite a cada cazador tan sólo tres antílopes grandes al año y existen planes para dejar de concederla. Pero ningún animal de la reserva está en peligro de extinción, y de hecho el gobierno promueve la caza deportiva concediendo licencias a ricos turistas en otros lugares del país.
A mediados de los 90, Botswana buscó aproximarse a los Estados Unidos e intensificó las negociaciones con la compañía de diamantes sudafricana De Beers. En 1996 la exportación de minerales representaba el 47% de los ingresos de divisas del país. Survival señala a los diamantes como uno de los motivos que propician la expulsión de los bosquimanos de la reserva del Kalahari. Después de Rusia, Botswana es el segundo mayor productor de diamantes del mundo.



Los bosquimanos habitaron desde hace 20.000 años las tierras del Africa austral en lo que actualmente es Namibia, Zimbabwe, Botswana y Sudáfrica. Pero un día coincidieron, en los reducidos y escasos pozos de agua excavados con la modestia que ofrecen las herramientas de una perdurable Edad de la Madera, la sed bosquimana y la necesidad de beber de tribus indígenas forasteras: los bantúes y los hotentotes, pueblos pastoriles y por lo tanto más desarrollados que el bosquimano, cuya economía está centrada exclusivamente en la caza y la recolección. Mientras sufrían el embate bantú y hotentote desde el Norte, desde el sur fueron cediendo terreno a manos de los colonizadores boer-holandeses y en los años 60 las autoridades coloniales inglesas los confinaron a la reserva del desierto de Kalahari.

El pueblo bosquimano -también llamados basarva (pueblo que no tiene nada) o san (extraños o vagabundos)- es el único que hoy puede hablarnos de nuestro pasado más remoto. Su forma de vida apenas ha variado en miles de años y, aunque su existencia nos permite retrotraernos al Paleolítico superior, han desarrollado lenguajes sofisticados, herramientas elaboradas y un conocimiento magistral de la naturaleza. Según estudios genéticos, son el pueblo más antiguo existente hoy en día.

Son gente de estatura pequeña, de piel color crema con tendencia al amarillo y cabellos muy finos. Como otras sociedades de cazadores-recolectores comparten algunos rasgos generales, tales como el agrupamiento en clanes pequeños o medianos basados en relaciones de parentesco. Mantienen una conducta solidaria y de reciprocidad, particularmente con la comida, pese a su escasez. Los hombres y las mujeres realizan tareas diferentes; normalmente los hombres cazan y las mujeres recolectan. Disponen de una escasa organización política formal, en las que no hay jefes hereditarios, aunque algunos individuos pueden ser particularmente influyentes por sus habilidades o su poder de persuasión. Viven en un hábitat duro e inhóspito y sus viviendas, construidas por las mujeres, son toscas estructuras que se utilizan sólo en forma temporaria.

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